miércoles, 23 de abril de 2008

"Before the Devil Knows You're Dead" (Antes que el Diablo Sepa que Estas Muerto)

Un Placer realmente ver al anciano director Sidney Lumet (Tarde de Perros, 12 Hombres en Pugna), con un Oscar honorífico a cuestas, y una muy larga carrera, continuar su muy extensa carrera de director, y entregarnos una película muy respetable.

“Antes que el Diablo Sepa…”, con seguridad llamará la atención, en primer lugar por la forma se presentan los hechos. Película tipo mosaico, va llamando la atención del espectador porque se va componiendo el cuadro completo, mostrando poco a poco escenas, todas conectadas con la trama central, pero que muestran pedazo a pedazo, pequeñas historias que van desarrollando el mundo de cada uno de los personajes principales. La historia central: dos hermanos muy necesitados de dinero, planean robar la tienda de joyas de sus ancianos padres, sacar provecho al máximo de lo que obtengan de la venta de joyas en el mercado negro, y esperar que sus padres cobren del seguro la perdida por el atraco. Buscan que no haya nada violento, y que el trabajo sea lo mas “limpio” posible, sin heridos, ni nada que se le parezca. En esta aparentemente sencilla idea, las escenas se van desarrollando alrededor del hecho principal, el robo, y van mostrando poco a poco como se van enredando los hechos, hasta el clímax final (no contaré nada más – ¡véanla mejor!).

Para mi gusto sin embargo, mas allá de lo presentado en el párrafo anterior, lo que realmente me sorprende y llama la atención de manera muy positiva, es la visión descarnada de la decadencia americana, que Lumet presenta en la película. Visiones tan descarnadas, tan duras, llaman poderosamente la atención, en un cine en la que normalmente se presenta lo opuesto, el “american way of life” tan criticado, es mostrado de manera decadente, triste y amargo por donde se le mire. Vidas aparentemente buenas, sanas, sin preocupaciones, como las que se presentaban en “American Beauty”, pero que cuando se van escarbando se encuentra uno con personajes carentes de valores, sin escrúpulos, que para mantener su estatus, son capaces de las acciones mas deplorables, y que entre mas se enredan, más pérfidos y desastrosos se muestran.

Reunir buenos actores alrededor de un film no es fácil, sin embargo, debe haber bastado la presencia detrás de cámaras de Lumet, para convencer a los buenos actores que trabajan en esta película. Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawke, desarrollan un trabajo muy bueno, como los hermanos inescrupulosos. Seymour Hoffman como un caradura fresco y cocainómano, que está entre la espada y la pared en su empresa, pues tiene a los auditores tras sus pasos por mal uso de fondos. Hawke como su hermano menor, hace un papel muy competente. Marisa Tomei, hace de esposa del primer hermano, que se acuesta también con el segundo hermano, un papel secundario, pero agrega valor al cuadro total que presenta Lumet. Pero quien se lleva las palmas mayores es Albert Finney, como el padre de los dos hijos descarriados. ¡Notable lo del señor! Nivel que por cierto ya nos tiene muy acostumbrados.

“Antes que el Diablo Sepa…” es una descarnada visión de la carencia de valores en la sociedad americana, mostrado con una frescura muy llamativa para un director bastante mayor, con un guión inteligente y un presentación llamativa, que descansa en un reparto muy competente, y un par de actuaciones notables (Seymour Hoffman y Albert Finney). Sin ser una Obra Maestra, diría que quedo muy cerca. ¡Muy recomendable!

Hasta la próxima cinéfilos.

- Martin Allen

miércoles, 16 de abril de 2008

"Los Falsificadores" (Die Fälscher)

Esta co-producción de origen austriaco-alemán, basada en la famosa Operación Bernhard, nos presenta un guión simple y muy llamativo a la vez: En plena Segunda Guerra Mundial, los Nazis buscan destruir la economía inglesa, mediante la emisión de papeles del tesoro falsos. Para realizar su plan, utilizan un grupo de expertos falsificadores judíos, logrando colocar mas de 130 millones de libras esterlinas en el mercado londinense. Ahora, están tras el dólar americano.

Para quienes no entiendan mucho el factor económico, les comento que es similar al efecto de la “maquinita” usado en varios paises latinoamericanos en décadas pasadas. A grandes rasgos: se emiten billetes sin respaldo, la gente adquiere mayor poder adquisitivo y compra mas, en paralelo, se devalúa la moneda y se genera hiper inflación y así en efecto de bola de nieve, ¿resultado? La economía del país se destruye. La parte que no se muestra, es que con ese dinero falso, los nazis buscaban financiar compras estratégicas para la guerra que ya estaban perdiendo.

El director Stefan Ruzowitzky, enfoca sus cámaras en este entorno, en uno de los judíos participantes, Salomon “Sally” Sorowitsch (interpretado por el actor Karl Markovics), quien era considerado uno de los mejores falsificadores de Europa en aquella época. “Sally" Sorowitsch es inicialmente capturado y puesto en el campo de concentración de Mauthausen. Más adelante, cuando los Nazis ya están tras la súper falsificación, lo trasladan a Sachsenhausen y lo “promueven” a Supervisor de toda la operación.

Hasta aquí, nada del otro mundo, un film más que presenta al estereotipo del nazi brutal y despiadado, y por pinceladas, los horrores en los campos de concentración, donde cualquier judío puede ser asesinado en un momento de mal humor. No es sino hasta la aparición de Adolf Burger (interpretado por el actor August Diehl), que el film da un giro dramático. Burger, es un integrante del equipo falsificador que ve el “cuadro completo” y entiende que lo que están haciendo puede modificar el cause de la guerra: ¿deben apoyar la operación y por tanto prolongar la guerra a favor de los nazis?, u ¿oponérseles y sabotear la operación aun a costa de sus propias vidas?

Drama intenso y atípico. A diferencia de la mayoría de las películas que he visto sobre la segunda guerra mundial, en esta no se presenta a los judíos como un grupo de gente noble, que encuentra el Holocausto Nazi, y que sufren penurias exageradamente injustas. Los personajes de Adien Brody en “El Pianista”, o Roberto Benigni en “La Vida es Bella”, por citar sólo a dos, eran personajes muy simpáticos que generaban mayor desprecio por los Nazis por lo que les va ocurriendo. En “Los Falsificadores”, “Sally" Sorowitsch es previo a la guerra un rufián que es extraordinario en lo que hace: ¡ser falsificador! Con excepción de su relación con el joven Kolya a quien ayuda durante todo el film desinteresadamente, su personaje vela únicamente por sus intereses sin importarle lo que pase en su entorno. “Sally" Sorowitsch es egocéntrico, no tiene escrúpulos, siente admiración únicamente por si mismo… basta prestar atención con detenimiento al discurso final del film: relata en tono jactancioso el haber sido el cerebro de una de las mas asombrosas y perfectas falsificaciones hechas en la historia (¡aun cuando ésta operaba a favor de los Nazis!). Un ser torcido sin dudas, claramente un anti-héroe, que difícilmente despierta alguna simpatía.

Los personajes que aparecen a su alrededor, le agregan matices interesantes a la historia. Burger, el judío que se opone a ayudar a los Nazis, servia antes de la guerra a causas comunistas y ahora dentro del equipo judío de falsificadores, representa el lado honorable de la historia. Prefiere sacrificarse para que los Nazis pierdan la guerra, pero toma su decisión sin dudar en sacrificar también al resto del grupo de judíos, y por supuesto sin el permiso de aquellos, como si el “código de conducta” que ha elegido fuera el correcto sin discusión alguna. El Jefe Inspector Nazi Herzog quien supervisa la operación, desea el éxito del grupo falsificador, pero luego se descubre que está también intentando huir con unos buenos dólares en la bolsa. Personajes bastante ambivalentes que enriquecen el relato y lo hacen bastante llamativo. Interesante material el presentado por el director Stefan Ruzowitzky.

Quizá el único personaje judío estereotipado sea el joven Kolya, el muchacho a quien “Sally" Sorowitsch le entrega su plato de sopa en el tren y luego lo protege durante toda la película como si fuera su hijo. Individuo muy débil, su drama ha sido presentado en múltiples películas sobre los Nazis en personajes similares.

Existen fallas muy notorias en el aspecto técnico: los acercamientos innecesarios y demasiado rápidos, sólo consiguen un efecto de distracción muy fuerte sin agregar valor; las tomas en la que la cámara pareciera estar demasiado cerca al objetivo, incomodando la vista; o el efecto de oscuridad o falta de luminosidad da la sensación de estar viendo una película muy antigua (léase: muy mal filmada). Otra rareza es el uso de música de tango en una película con una historia muy europea. Quizá genere aires de tristeza y melancolía a un público ajeno a este tipo de música, pero a un latinoamericano muy probablemente lo sorprenda y le parezca muy raro. Para mi gusto, todo esto pasa como pequeños defectos técnicos en una película con una historia muy llamativa, aunque filmada de manera bastante plana.

Algo exagerado para mi gusto el Oscar a la Mejor Pelicula en Idioma Extranjero que le otorgaron a esta cinta, lo cual demuestra el poder que tienen los judios a la hora de la votacion en Hollywood. Aunque no es una maravilla, “Los Falsificadores” es una cinta que en su simpleza, logra mostrar la adaptación de personajes bastante ambivalentes y que tienen puntos de vista muy diferentes, en una situación realmente extrema. Recomiendo este film, en especial por la historia que cuenta y por lo atípico de los personajes. Una rareza para lo estereotipado que se encuentra el género.

Hasta la próxima cinéfilos

- Martin Allen

miércoles, 9 de abril de 2008

"La Vie en Rose"

Las películas que entran en el genero del biopic normalmente conllevan a dudas sobre que tan fidedigna fue la obra comparada con la historia real, que faltó incluir o que debió omitirse, y que tanto se logró expresar la dimensión real del personaje histórico en su entorno. Olivier Dahan, escritor y director de La Vie en Rose, enfrenta este muy difícil reto, y nos entrega un film con notables altibajos, lleno de momentos de increíble belleza mezclados con un experimento muy poco exitoso al final.

Reducida a un poco más de dos horas (140 minutos), el ritmo trepidante del film hace que esta pase como un soplo. Dahan nos ofrece un guión exquisito que nos permite apreciar a la cantante desde muy distintas facetas, lo cual enriquece su personaje al máximo. La película pasa por etapas que marcan los puntos de inflexión en la vida de la cantante, y son mostradas en escenas muy logradas: la relación aún de niña con la prostituta Titine (Emmanuelle Seigner); la devoción por Santa Teresa y el incidente de la ceguera; la escena con su padre haciendo contorsionismo en la calle cuando ella canta “La Marsellesa”; el momento en el que Louis Leplee (Gerard Depardieu) la descubre y luego la renombra como Le Mome Piaf; la primera cita con Marcel Cerdan (Jean-Pierre Martins) cuando descubre el verdadero amor, aunque será un amor prohibido; la recurrente escena de la Piaf a los 42 años, aunque ya parecía una anciana decrepita, cantando en el Olympia “Non, Je ne regrette rien” (No, yo no lamento nada), canción que marcará el final de su carrera, escena que abre el film. ¡En fin!, son muchas tomas notables que van marcando un destino siempre llevado a los extremos, logros y tragedias, felicidad máxima y tristeza absoluta.

Dos escenas sin embargo son para mi las que quedarán grabadas por siempre por su notable belleza:

UNO: tras agotadores ensayos con su nuevo apoderado, la Piaf se presenta para su relanzamiento como cantante; una escena bellísima, sin sonido, en la que se enfocan sus manos y ella cantando de espaldas y un publico que pasa de la incredulidad a la sorpresa y luego al delirio ¡emocionante!; y

DOS: el último encuentro de la Piaf con su gran amor, Marcel Cerdan, luego de haberle pedido que viaje de Marruecos a Nueva York solo para verla. Escena desesperada, intensa, dolorosa y triste, pero tan llena de belleza a la vez. ¡Brillante aquí lo de Olivier Dahan!

Marion Cotillard ha sido aclamada a nivel mundial por su interpretación de la Piaf, y con justa razón. Desbordando carisma e intensidad, la actriz logra una actuación poderosa, utilizando una gama de recursos realmente sorprendentes. Ella no sólo nos deleita con gestos siempre perfectos, sino que además nos sorprende transmitiendo mucho a través del uso de movimientos. Imagen encorvada y lenta en las etapas de mayor debilidad, llena de energía durante su mayor esplendor, casi carente de movimiento en la decrepitud. Los puntos más notables de la película descansan en la actuación y carisma de esta francesa de aspecto raquítico, pero que desborda y trasmite una energía y una pasión fuera de lo común.

El equipo de maquillaje es uno de los aliados más notables de la Cotillard, que hace creíble todas las edades que representa la actriz en escena. Cual camaleón, la actriz se transforma en escena y en sus últimos días logra parecerse a una anciana decrepita (tenia tan solo 47 años), tal como se supone sucedió en la vida real, tras superar su adicción a la morfina y seguir presa de sus problemas reumáticos. Extraordinario el equipo detrás de cámaras en este aspecto.

La edición por su lado es claramente lo mas pobre de esta obra, en especial en la última parte del film. La película muestra al principio a la cantante recordando en paralelo dos ejes principales de su vida: la etapa de su niñez y la época de su crecimiento como cantante. Pasada la primera hora y media sin embargo, la cinta entra en un ir y venir por diferentes momentos de la vida de la Piaf, de manera atropellada y en desorden, dejando la sensación de mostrar eventos totalmente inconexos y confusos. ¡Experimento poco feliz este final de Olivier Dahan! No sólo la presentación es poco afortunada, las escenas parecieran formar parte de un glosario de historietas superfluas. La extraña escena de la hija muerta por meningitis, por citar el error más notable en esta última parte, esta totalmente fuera de sitio, y en lugar de darle la importancia que debió haber tenido, queda reducido a la anécdota insustancial, sin lograr el efecto buscado. ¡Una hora antes, quizá hubiera sido una escena clave! Triste, pues lejos de agregar otros matices a la compleja personalidad de la Piaf, termina por restar a lo iba en camino de ser una obra maestra.

A pesar de estos notables errores, La Vie en Rose es una obra bastante aceptable, muy superior a la mayoría de películas que pasan por la cartelera. Un homenaje a un icono del siglo pasado, que sin alcanzar para obra maestra, logra con facilidad la calificación de obra superior.

¡Hasta la próxima cinéfilos!

- Martin Allen

miércoles, 2 de abril de 2008

"Juno"

Los films independientes normalmente tienen una frescura muy superior a las grandes producciones de Hollywood. Debido a sus bajos presupuestos, los realizadores apuestan a mostrar algo que sea diferente y llamativo, sacando a flote el máximo de su ingenio: una trama muy interesante, un punto de vista diferente, personajes llamativos, etc. Esto en algunas ocasiones les permiten lograr películas que atrapan al espectador, muchas veces con historias aparentemente simples.

Mucho de esto ocurre en Juno, una comedia dramática basada en una problemática mas que utilizada con anterioridad: Una adolescente se encuentra con un embarazo no deseado, y tiene que tomar una decisión sobre que hacer con el bebe que viene en camino. Hasta ahí, nada del otro mundo.

¿Qué muestra este film para estar por encima de la gran mayoría de películas de este tipo? En primer lugar, la personalidad que Ellen Page imprime al personaje de Juno. La dirección y el guión llevan a que esta sea una de esas películas centradas en un único personaje: la situación que atraviesa, el desarrollo del personaje hasta los mas mínimos detalles, la inteligencia con que fueron creados sus diálogos, y la forma como la actriz los llevo a cabo, hacen que el personaje principal atrape rápidamente al espectador. Una niña que es bastante despierta, muy rápida en sus respuestas, sarcástica, espontánea, y que en cada línea tiene la chispa necesaria para hacer creíble su personaje mientras genera una tremenda empatía con el público.

Hacer creíble la forma como encara la problemática que enfrenta Juno, no es nada fácil por cierto. Juno, enfrenta un embarazo no deseado, como quien debe decidir si comer pizza o una hamburguesa el fin de semana. Y a pesar de ello, logra enamorar a la audiencia. Logradísimo el trabajo de Ellen Page, basado en el guión de Diablo Cody (premiada con el Oscar) con una muy aceptable dirección de Jason Reitman.

La película se desarrolla bastante bien, y de manera muy fluida. El publico en general, observa como va encontrando soluciones a cada traba que encuentra, como va tomando decisiones difíciles sin hesitar, y va aceptando y aplaudiendo lo que va sucediendo con Juno. Para mi gusto, es una película tipo “bonita”, de aquellas que se dejan ver sin ningún problema, y que tiene sus enredos menores, pero que se van solucionando de manera “linda”, permitiendo que el espectador salga con una sonrisa en la boca.

Justamente debido a todo lo anterior, Juno no es nada recomendable para personas conservadoras. Claramente pueden salir bastante asqueadas por mensaje que podrían percibir de una comedia como esta, o por verla demasiado superficial. Juno, para ser disfrutada, requiere que sea vista sin juzgar, sin buscar mensajes ocultos. Requiere que sea considerada una comedia simple, y sin recurrir a los mas profundos prejuicios. No la recomiendo por esto a personas con mentes conservadoras.

Alrededor del personaje principal, se muestran otros personajes que siendo muy secundarios, sirven para matizar la historia: la pareja de esposos que quieren adoptar un bebe, el papa y la madrastra que brindan un apoyo incondicional a Juno, y el amigo bastante noble que a pesar de la gran atracción que siente por Juno y de embarazarla, parece estar únicamente interesado en correr. Todos permiten matizar la película y le dan fluidez a la historia. Aunque todas las historias paralelas van directamente relacionadas a Juno y el drama que enfrenta.

Quizá fue mucho regalo de la Academia el nominar Juno a Mejor Película, ignorando por completo obras superiores como American Gangster. Sin embargo, debo decir que sin ser una obra maestra, Juno es una película bastante por encima de lo que se nos ofrece en la mediocre cartelera, y que si es vista sin juzgar, debe deparar un rato mas que agradable al espectador.


¡Hasta la próxima cinéfilos!


- Martin Allen

miércoles, 5 de marzo de 2008

“There Will Be Blood” (Petróleo Sangriento)

“¡La mejor película que he visto en los últimos diez años!” dijo un señor a la salida del cine. Lo escuche, y tras meditar un poco, pienso que no está muy alejado de la realidad. “There Will Be Blood” es una película extraordinaria, de aquellas que muy rara vez aparecen en nuestra Hollywoodense cartelera.

Los veinte minutos iniciales son muy llamativos. Un minero en medio de una soledad absoluta, enfrentando un entorno opresivo y difícil, buscando sacarle provecho, y sin un sólo comentario, ni siquiera un pensamiento. La rara fascinación se experimenta al ver como se puede expresar tanto, tan sólo con imágenes. Luego, el golpe de suerte que lo lleva a transformarse en petrolero, permite apreciar la creación de todo un entorno: las sociedades paupérrimas que se ubican alrededor de la planta de extracción de petróleo, sus miserias, sus ambiciones, sus luchas por la repartición de poder, las bajas pasiones alrededor de todo un pueblo. ¡Notable!. En medio de dicho entorno, igual de intenso y llamativo, encontramos el desarrollo de un personaje: Plainview, magníficamente interpretado por Daniel Day-Lewis, quien a medida que va creciendo económicamente y concentrando más poder a su alrededor, se va degradando, amplificando sus miserias, destruyendo cada valor rescatable del ser humano. Magnifico balance entre lo que va sucediendo en el pueblo y el personaje principal de la historia.

Paul Thomas Anderson, el director, se lleva las palmas mayores. No sólo es magnifico en la creación de la atmósfera, es además extraordinario en el desarrollo de la compleja personalidad de Plainview: la soledad del trabajador pobre, luego transformado en extractor de petróleo, y más adelante en vendedor y negociador perspicaz de proyectos de extracción. Anderson agrega matices a lo interno, mostrando la interacción de Plainview con sus seres más cercanos: la ambigua relación con su hijo adoptivo, la otra con su falso medio hermano, el fastidio hacia todos los seres que trabajan para el, el desprecio hacia sus competidores cercanos. Para desarrollar tamaño material, Anderson supo manejar el timming adecuado (“paciencia” debe haber sido su mayor arma mientras iba “pintando” su obra maestra). Un director para seguir muy de cerca. ¡Notable!

Daniel Day-Lewis por su lado, utiliza toda una gama de recursos llamativos: las largas miradas que transmiten tanto; la variación en la entonación de la voz; la violencia desmedida en situaciones extremas. Su complejo papel genera muchísima empatía en algunos casos, y repulsión en otros. Sórdido, devastador, corajudo, explosivo, humorístico. Un personaje lleno de matices con una única misión en la vida: adquirir más poder. Poderosa interpretación de quien muy probablemente sea el mejor actor de toda su generación.

Por otro lado, ¡que papel tan convincente el de Paul Dano! Aquel adolescente insoportable que se negaba a hablar en “Little Miss Sunshine”, representa aquí a un apasionado pastor evangélico que presencia el ascenso de Plainview en medio de la pobreza de un pueblo, y que se opone en algunos casos o trata de recibir parte de las ganancias en otros. La ambigüedad de Dano es la perfecta contraparte a la actuación de Day-Lewis. Muy llamativo lo logrado en esta película por este joven actor.

El final es desencantador y con una violencia tan descontrolada que puede dejar un ligero sabor amargo a muchos. Es sin embargo, bastante coherente con el desarrollo del personaje principal a lo largo de todo el film. “¡La mejor película que he visto en los últimos diez años!” -dijo aquel señor-. “Muy probablemente” -¡me hubiera gustado responderle!-.

¡Hasta la próxima cinéfilos!

- Martin Allen